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El equipo global de Healthcare LLYC lanza una nueva publicación enfocada en la salud mental dentro de su plataforma What’s Up Health. Una cuestión que se ha convertido en un problema de salud pública global, ya que más de 450 millones de personas en todo el mundo sufren algún tipo de trastorno mental lo que supone un coste estimado para la economía global de 2,5 billones de dólares al año.
En esta nueva publicación, Giuliana Gregori, Directora de Salud de LLYC Brasil, reflexiona sobre el deterioro que ha supuesto la pandemia en la salud mental de la población global. Asimismo, analiza el papel tan relevante que puede jugar la comunicación en este campo: por un lado, fomentando la concienciación pública que ayude a desestigmatizar los trastornos mentales y crear un entorno favorable para el debate. Y, por otro, ayudando a dar visibilidad a las acciones de los servicios de salud mental y facilitando la viabilidad de políticas públicas eficaces.
Derivado de la pandemia encontramos asimismo el incremento del tecnoestrés entre la población. El uso y abuso de la conexión digital debido a los confinamientos y a la implantación del teletrabajo ha tenido sus efectos también en nuestra salud mental. De ello nos habla María Miret García, periodista especializada en salud y responsable de comunicación del proyecto EMPOWER, quien también nos ofrece pautas para lograr el bienestar digital.
Pero hay otro factor importante que también afecta a la salud mental de la población y que ha crecido de forma alarmante en los últimos años: la polarización. Como lo mencionamos en nuestro estudio The Hidden Drug, esta se ha convertido en la nueva droga oculta que consumimos sin darnos cuenta. Así, Patricia Fernández Martín, psicóloga clínica del Hospital Ramón y Cajal, toma como punto de partida el estudio de LLYC y reflexiona sobre este fenómeno, sus repercusiones a nivel emocional y social y qué podemos hacer para combatirlo.
Una de las consecuencias del fenómeno de la polarización es la desinformación. De hecho, cuanto más polarizadas están las personas, más dispuestas se muestran a propagar desinformación. Y en una situación de crisis sanitaria, como la que tuvo lugar con la COVID-19, esto puede provocar una situación nacional de incertidumbre y caos. Un ejemplo de ello fue Brasil. De la gestión de la pandemia en este país y del poder de la desinformación en una situación de crisis sanitaria reflexionan Clara Ramírez Barat, directora del Programa de Políticas Educativas Warren en el Instituto Auschwitz para la Prevención del Genocidio y las Atrocidades Masivas, y Alejandro Dos Santos Magalhães, arquitecto, socio y co-fundador de Equipe B Arquitetura.
¡Descubre todos los artículos completos en la nueva publicación de la plataforma What’s Up Health!
