Accidente Airbus A400M. Secreto sumarial vs rumores

Ni Sevilla es Marsella, ni el fiscal Robin investiga el accidente de Airbus A400M. Fue solo un espejismo. Como dijo en el XVII laboratorio de la APM, Sonia Álvarez Herrero, DIRCOM de COPAC, algo insólito en la historia de la investigación de los accidentes aéreos. Probablemente no le falte razón a Sonia, la premura de ofrecer datos en el caso del siniestro de GermanWings no facilita una investigación técnica adecuada, si bien fue muy útil para acallar rumores. Pero este escenario no se va a repetir en el caso del Airbus. Nuestra ley de enjuiciamiento criminal no lo va a permitir.
Y es que en el sistema procesal español se producen tres momentos:
– La investigación e instrucción de un caso que puede ser declarada secreta y que se da sin publicidad (ha sido el caso). De hecho, el art 301 de la Ley de enjuiciamiento criminal señala que «en la fase de instrucción las diligencias serán secretas hasta que se abra juicio oral».
– El juicio oral, que es de dominio público.
– La sentencia, siendo también pública.
Pero para que lleguemos a estos dos estadios aún faltan años.
Así que no aspiremos a la transparencia informativa acalla rumores del fiscal Robín porque por estos lares es inviable, por bien que fuera ideal para terminar con las especulaciones interesadas de las partes y el baile de informaciones tergiversadas de los medios. No va a pasar.
Y como no va a ocurrir, lo que vamos a asistir es a un rosario de informaciones y filtraciones apoyadas en fuentes interesadas que unas veces beneficiarán a unos y en otras ocasiones a otros. Y en medio, como siempre, los familiares de las víctimas. Aquellos que, una vez entierren a los suyos, comenzarán a elaborar su duelo alterado, semana a semana, por informaciones distorsionadas que vendrán a zaherir cicatrices difíciles de restañar.
Y no quiero criticar con esto a los medios informativos. Parto de la base de que la mayoría procurarán, hasta donde puedan, contrastar las filtraciones. Pero en esta sociedad digital, donde los rumores se expanden a la velocidad del tweet, convendría quizá que fuéramos replanteándonos algunos axiomas, incluso legales.